No
hemos llegado a Darjeeling como en la película, en tren, pero aún así también
ha sido un viaje largo. Nos levantamos a las 3 de la mañana en Trivamdrum y le
tuc-tuc con el que habíamos quedado el día anterior nos llevo al aeropuerto
“doméstico” para tomar el vuelo a Bagdogra, el aueropuerto más cercano a Dargeeling.
Fue un vuelo de 6 horas, primero, parada técnica en Chenai, después escala en Kalcuta,
y por último llegada a Bagdogra, pero ahí no acababa el viaje. Del aeropuerto
de Bagdogra hay que acercarse a Siliguri la puerta de entrada a los HImalayas y
desde donde la única forma de viajar a Darjeeling es mediante “Jeeps” de 11
plazas (vamos , que se va embutido) que compartes con gente local, gente de
Darjeeling que baja de las montañas para ir al médico, hacer “papeleos”… otra
forma de llegar a Darjeeling es mediante le “tren de juguete”, un pequeño tren
a vapor que recorre los himalayas compartiendo la carretera con loe jeeps. El
problema es que son 8 horas de recorrido, que puede ser muy bonito, pero son
Nosotros
elegimos el Jeep, que son otras 3 horas de tortuosas carreteras que no paran de
subir ni un minuto “monte arriba” y donde los coches que bajan se cruzan con
los que suben en lugares donde es imposible pensar que van a entran dos jeeps,
y con el precipicio al otro lado.... Nosotros teníamos los sitios 5 y 6 del
Jeep ¿? Que son los que se encuentran en el “maletero” y hemos podido botar con
el jeep, cosa que el culo ha agradecido, pero también hemos podido disfrutar de
preciosas vistas de esta parte “verde” del Himalaya.
Lo
primero que llama la atención en esta parte de India es el cambio evidente de
rasgos de la gente de aquí. Esta región de India está comprendida al este y al
oeste por los antiguos reinos de Buthan, Nepal y por el norte el Tíbet (que hoy
es China, lamentablemente) y es evidente que aquí la mayor parte
Recuerdo
que cuando estuve en el Himalaya, primero en Ladakh (que pertenece a la India
como ya he comentado en alguna entrada) y posteriormente en Nepal, los Ladakhíes
y los Nepalíes me parecieron que eran los “Indios simpáticos” de Asia, pues sus
costumbres no difieren mucho de los indios (ya que también hay hinduistas,
aunque mayoritariamente son budistas) pero siempre están sonrientes y alegres,
y siempre son educados y encantadores, en cambio en la India aunque también hay
gente así, por supuesto, no es tan habitual como en la región de Ladakh o en Nepal.
(de hecho, en este viaje me estoy
Bueno,
pues nada más llegar a esta región te das cuenta del cambio, si la gente en la
India “profunda” es maja, aquí son realmente encantadores. Siempre te reciben
con una sonrisa. Según vas subiendo y adentrándote por las carreteras del
Himalaya, todo va cambiando, los templos hinduistas dan paso a las pagodas,
estupas y monasterios budistas, el clima da un cambio inesperado y hay que
sacar la “rebequita”, el paisaje se torna de un intenso verde y el bullicio y
el ruido dan paso a una región de relax y “meditación”. Y eso que venimos de
Kerala, que se trata de una de las regiones más tranquilas de la India. Pero
aún así el cambio es más que evidente.
Para mí
hay dos cosas que sorprenden al llegar a Darjeeling: Las verdes laderas llenas
de arbustos de té que rodean por todos lados esta “ciudad” (y que junto con el
turismo son el motor económico de la región) y que Darjeeling se trata de una
ciudad literalmente colgada de las laderas del Himalaya a 2100 metros de
altitud. Bueno, también tengo que decirlo, me ha sorprendido que es más grande
y con algo más de tráfico del que pensaba, además los edificios son de un color
grisáceo y el recubrimiento de muchos
tejados y paredes con oxidadas chapas metálicas hacen que Darjeeling como
ciudad no sea tan mítica como me imaginaba. Seguramente cuando llegaron aquí
los ingleses en las
primeras expediciones al Everest hacia 1921 sería una sorprendente
pequeña ciudad de té, colgada de las laderas del Himalaya. Ahora de pequeña no
tiene nada, aunque sigue colgada de las montañas y la cantidad de té que se
planta ha cambiado los paisajes de los alrededores de la ciudad.
Como
siempre, nada más bajar del Jeep llega la hora de la búsqueda de alojamiento y
esta ciudad no es plana que se diga… y con 2 mochilas a la espalda las ganas de
llegar a un buen sitio crecen exponencialmente. Al final dimos con un sitio:
barato, con vistas a los Himalayas y con tele por cable… ( parece que se están
arreglando un poco las olimpiadas para España, no?)
El tiempo
no está acompañando en esta ocasión y el monzón en esta región no nos ha
permitido disfrutar de las increíbles montañas que tiene por telón de fondo
Darjeeling. La mejor vista está en la “Colina del tigre” donde se puede
disfrutar, si el tiempo acompaña, de las vistas del Canchenchunga (la tercera
montaña más alta del mundo) el Makalu, e incluso si el tiempo es muy muy bueno,
del Everest. Nosotros no hemos tenido suerte y solo hemos podido ver o intuir
lo que serían las cumbres del Canchenchunga y alguna de sus increíbles laderas
heladas. Que se le va hacer, levantarte a las 3 de la mañana y subirte a una
colina a esperar desde las 4 y media el amanecer, no te asegura que vayas a ver
nada… menos mal que estábamos con un grupo de japoneses que a cada rayo de sol
que atravesaba las nubes soltaban un grito como si hubieran visto un milagro…
Ayer
por la tarde no encontrábamos como subir a la colina del tigre, ya que no hay
mucho turista en esta época del año y nos salía “caro” no compartir un taxi con
más gente. Total, que abordé a dos guiris que nos encontramos por la
noche. Entre eso y el inglés de Estefi,
resultó que las chicas serán muy simpáticas y se animaron a venirse a la colina
del tigre con nosotros e incluso por la noche quedamos para cenar.
A parte
de la colina del tigre hemos visitado tres monasterios budistas, donde hemos
podido jugar y hablar con estudiantes, y la pagoda budista japonesa por la paz,
parece ser que hay otras 70 pagodas esparcidas por el mundo. En ella se podían
leer carteles como el de la foto.
El zoo de Darjeeling (en el que se pueden ver
los animales que habitan en libertad por las laderas del Himalaya, como osos
pandas rojos, leopardos de las nieves, todo tipo ciervos…) y en el que en su
interior está el “Instituto nacional de montañismo Indio” que presidió mi
admirado Tenzing Norgay (el sherpa que subió por primera vez junto con Sir
Edmun Hillary el Everest, en 1953, y del que ya hablé en la anterior entrada)
donde además de una estatua del mismo Tenzing situada junto al lugar donde fue
incinerado, también se puede visitar un precioso y muy interesante “Museo del
Everest” donde se nos han pasado las horas viendo cientos de cosas interesantes
y curiosas de la montaña más alta del mundo.
No
quería dejar pasar la oportunidad de visitar
a los encantadores, amables y hospitalarios tibetanos que hay en Darjeeling, y
de esta forma que Estefi viera como son esta increíble y pacífica gente
(suficiente tabarra le doy hablándole de cómo es este pueblo, como para luego
no “presentárselos”). Hemos visitado el centro de refugiados tibetanos, donde
puedes pasar el rato charlando con tibetanos exiliados, jugando con niños y
comprando las típicas banderas de oración tibetanas, molinillos de oración,
budas… pero donde sobretodo la gente que se acerca se da cuenta de la tremenda
injusticia que sufre esta población con la invasión China de la “Revolución
cultural”.
Después
de pasar un agradable rato en el centro de ayuda a los Tibetanos, fuimos a un teleférico que
han construido y que te baja desde Darjeeling hasta el fondo del valle. Hemos
tenido suerte, han abierto las nubes y hemos podido disfrutar de unas
excelentes vistas. Menudo error de la Lonely planet que ni menciona este “Cable
car” (teleférico) del Himalaya que aún siendo nuevo, parece viejo y del que
dudas cuando ves que es un tío el que empuja la desde atrás cabina hasta que
ésta se engancha en el cable y sale
Al
final del día, nos acercamos a la roca de escalada que hay en honor a Tenzing
Norgay, y donde se puede ascender aparentemente sin problemas aunque está un
poco alta. Como no, me lancé y al llegar arriba y ver el panorama de bajada, me
acordé de un episodio del que también se acordará mi padre: cuando en un
“camping” de Francia con 12 años me subí a un rocódromo del que después no era
capaz de bajar… hasta unos alemanes llevaron un colchón para que me tirara…
pero fue mi padre el que me llevo la cuerda de tender que teníamos en la
caravana para que la agarrara como pudiera e hiciera (sin saberlo) el primer
rápel de mi vida… Bueno, pensé, aquí no
está mi padre para traerme la cuerdecita del tendedero… pero mis dudas se
esfumaron cuando vi bajar a unos chavales en menos de 1 minuto y a toda leche…
desde luego no era la primera vez que subían…
PD:
Estoy sano y salvo, bajé con más miedo que vergüenza, pero Estefi me hizo la
foto en la roca de escalada de Tenzin Norgay.
que bien que lo estais pasando y la cantidad de experiencias vividas. en unos días Rocío, conocera el mar,su primera experiencia con un añito recien cumplido.besos y abrazos.jésus
ResponderEliminarJo, esa ciudad tiene que ser una pasada, ahí toda colgada... pero qué cansancio con tanta cuesta, no?? En fin, me alegro que al final pudieras bajar sin colchón de la roca, jejej, y sí, los JJ.OO, no nos han ido mal del todo, la pena es que ya se acabaron...
ResponderEliminarSeguid pasándolo tan bien. Besos!!
PD: Mañana empiezan las fiestas de La Paloma, espero que las echéis un poquito de menos, (aunque no creo estando donde estáis...) jeje.
No te has atrevido a alquilar una bici en Darjeeling, ehh?
ResponderEliminarMuy chula la ciudad.
Saludos!
Mejores pruebas de atletismo. Sin duda la fina de 800 metros con un Rudisha en plan imperial. La final 4x100 femenina bajando las cuatro de once segundos. Como era de esperra los 100 metros lisos de Bolt también es para ver y ver. Me gustó también la marathon femenina con la rusa llegando desde atrás y quedando tercera (desbaratando en parte tu teoría de supremacía africana). La jabalina ganbada por el junior cubano fue sorprendente.
ResponderEliminarMe pareció un bluff la victoria de Mo Farah en 5.000 y 10.000, unas marcas pésimas.