lunes, 27 de agosto de 2012

Nº 18: PARTE 1: LA CIUDAD SAGRADA DEL HINDUISMO… VARANASI.






Esta ésta ocasión no pudimos “pasar” de pantalla… pensábamos que íbamos a llegar a Delhi como punto intermedio entre Rishikesh y Varanasi y que allí tomaríamos un bus directo a Varanasi, ya que desde Haridwar o Rishikesh estaba muy complicado. Y no… bajamos del bus en Delhi con la idea de no estar más de unas pocas horas (lo que tardábamos en encontrar la forma de ir a Varanasi) y nos tuvimos que quedar a dormir, no pudimos encontrar ninguna forma de llegar a Varanasi en el mismo día.
La verdad es que una ciudad ya visitada cuando se vuelve a visitar no parece la misma. Eso nos ha pasado con Delhi, estuvimos aquí hace mas de 40 días, y ahora no nos parece la misma, debe ser que ya somos “casi” indios y estamos muy acostumbrados a las cosas que antes nos impactaban, su forma de vida, como se comunican, lo que ves por la calle. Para mí, esta es la cuarta vez que paso en mi vida por Delhi, y aunque es verdad que no para de sorprenderte siempre algo, te acostumbras a este caos, lo echaremos de menos en 
Madrid??? (tampoco hay que exagerar…) 
Al despertarnos, fuimos corriendo a la estación de trenes a ver si podíamos conseguir algún tren para ese día y no estar más tiempo “colgados” en Delhi. No hemos cogido muchos trenes porque la verdad es que no es fácil, hay que hacer interminables colas (y eso que las hay especiales para extranjeros, pero los indios  siempre se cuelan) y los trenes están vendidos con casi un mes de antelación directamente a la gente o a la agencias… en este caso tuvimos suerte y pudimos comprar un tren para ese mismo día por la noche. Y por fin cogimos un tren nocturno!. 

En los únicos vagones que había billetes, los más baratos (4 € un viaje de 12 horas…). Todo es muy fácil en la India si entiendes como está organizado, en el tren es lo mismo. Ponte tú a buscar los “sitios” en un tren de kilométrico e indio…así que ahí estábamos buscando las señales y la numeración típica de Europa, menos mal que un hombre nos lo explicó y entonces es super sencillo. Los vagones si están “numerados” aunque parezca que no lo están (lo están a la “manera india”) y además hay una lista en las puertas de los vagones para encontrarte…”pero si es super sencillo!!!” . Los vagones están divididos en compartimentos abiertos 

(no hay puertas, ni cortinas, ni nada) con 3 literas a cada lado. Al principio la segunda litera está bajada y sirve para apoyar la espalda mientras se va sentado, y es así hasta que alguno de los viajeros decide dormirse y entonces la segunda litera se pone en plan cama, y todos a dormir aunque no se tenga sueño. Lo mejor es la numeración de las asientos, la pared está llena de números “sin sentido”, como todo en la India, hasta que le pillas el truco… hay tantos números, porque tú tienes un asiento para ir tumbado y otro para cuando se va sentado. El problema llega cuando no hay 6 personas, hay 8… o más…. “aquí hay alguien que se queda sin litera, no? aquí sobramos 3” Y efectivamente los Indios suelen comprar un asiento para dos, tres o cuatro personas, y lo comparten. Si te descuidas un poco y dejas parte de tú litera sin ocupar, ahí que se te sienta uno o pone los pies otro o directamente se tumba alguien…

Y por la noche a dormir con un ojo medio abierto porque por allí pasa todo tipo de gente, los que se suben en una parada para ir a un pueblo cercano, los que venden Chai (el té local, muy típico) los que venden “de todo”, algún despistado que pasa por allí… aún así la verdad es que la seguridad ha sido muy buena, no hemos tenido ningún problema con nadie durante toda la noche. Es una experiencia que ha estado genial, hay que vivirla. Compartir 14 horas con gente local (también con algún guiri) y pasear por el vagón durante el viaje, ver las diferentes paradas de ciudades, pueblos… y menudo vagón! limpieza lo que se dice limpieza… bueno, y de los baños ni hablamos. Lo mejor fue cuando Estefi se levantó por la mañana: “Vente al baño, que los Indios hacen cola para lavarse los dientes!”.  Todos los Indios a lavarse los dientes nada más levantarse, qué bueno!. Y con qué agua se los lavan? y con qué cepillos? Mejor no preguntar. La cara que pusieron cuando aparece Estefi con el super cepillo Oral-B automático… 

Lo peor del viaje, que a cada parada veías fuera a niños pidiendo dinero a la gente que viajaba en el tren. De vez en cuando veías como alguien sacaba un brazo por la ventana-reja (nada de cristales modernos) y lanzaba una moneda a algún niño…
Con casi 3 horas de retraso llegamos por fin a Varanasi. Y de nuevo, como casi siempre en la India… sorpresa!. Después de pelearnos (e incluso enfadarnos) con el tuc-tuc (y eso que parecía majete…) La ciudad no es para nada lo que te imaginas. Yo me imaginaba una ciudad enorme con muchísimo tráfico, ya que es la cuarta en población del país, y no es así. Varanasi es una ciudad atípica, como un pueblo gigante. Lo primero que sorprende es el descomunal tamaño del Ganges a esta altura del rio, parece que es normal en esta época del año. Lo segundo que sorprende es que lo más famoso de Varanasi, que son los más de 90 enormes Ghats que hay a orillas del río, pero no son tan grandes como leímos. En esta época del año al agua está tan arriba que no se ven más que 15 o 20 escalones de cada ghat, cuando en la época bonita se pueden ver más de 200 escalones. Hasta el punto que ahora se ven las cúpulas de algunos templos que en esta ápoca se encuentran bajo el agua, ya que están escaleras abajo. De hecho, dentro de 3 meses, nos comentan, se puede ir andando de Ghat a Ghat. Incluso los niños juegan al Cricket entre Ghat y Ghat, donde ahora sólo puede bañarse, y con cuidado por la fuerza con la que baja el río. 
Si no tomas un bote que te lleve por el río viendo los Gahts, es imposible verlos. Desde tierra firme no ves nada en esta época del año, están completamente inundados.
Pero la mayor sorpresa ha sido ver el entramado de calles, callejuelas, callejones que es Varanasi!!! Es increíble!!! No hay quién se oriente! Te metes por una calle y no sabes donde vas a salir. Lo bueno que tiene es que las calles son muy bonitas y no hay coches (bueno, es que no entran, es imposible no hay sitio) pero lo malo es que las motos sí que entran y estas también pitan… que pesaos!!!

A veces te encuentras en una callejuela intentando andar y un montón de gente viene de frente y tienes que hacer malabares para pasar, pero la cosa se puede complicar: puede aparecer una enorme vaca que no se quiere quitar, y con los pitones que tienen algunas, a veces dudas… “al final voy a ser como algunos indios, que  las tienen miedo… perdone señora vaca, se puede quitar? Y no se mueva mucho para su izquierda que me aplasta… y cuidado con el pitón derecho que lo tengo muy cerca…” Pero es justo en ese momento cuando viene un tío con la moto y ya sí que apaga y vámonos…


PD: Recuerdo en Katmandu hace años la cantidad de cometas que cada atardecer aparecian en el cielo. Los chavales las menajaban desde las azoteas. En Varanasi pasa lo mismo, se ven cientos de cometas en el cielo al atardecer.

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